Fábula del místico árabe Sa'di:
Un hombre que paseaba por
el bosque vio un zorro que había perdido sus patas, por lo que el
hombre se preguntaba cómo podría sobrevivir. Entonces vio llegar a un
tigre que llevaba una presa en su boca. El tigre ya se había hartado y
dejó el resto de la carne para el zorro.
Al día siguiente Dios
volvió a alimentar al zorro por medio del mismo tigre. El comenzó a
maravillarse de la inmensa bondad de Dios y se dijo a sí mismo: «Voy
también yo a quedarme en un rincón, confiando plenamente en el Señor, y
éste me dará cuanto necesito».
Así lo hizo durante
muchos días; pero no sucedía nada y. el pobre hombre estaba casi a las
puertas de la muerte cuando oyó una Voz que le decía: «¡Oh, tú, que te
hallas en la senda del error, abre tus ojos a la Verdad! Sigue el
ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado».
Por la calle vi a una
niña aterida y tiritando de frío dentro de ligero vestidito y con pocas
perspectivas de conseguir una comida decente. Me encolericé y le dije a
Dios: «¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para
solucionarlo?». Durante un rato, Dios guardó silencio. Pero aquella
noche, de improviso, me respondió: «Ciertamente que he hecho algo. Te he
hecho a ti».
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