Una antigua historia hindú:
Érase una vez un mercader que naufragó y fue arrastrado hasta las costas de Ceylán, donde Vihhishana era el rey de los monstruos.
El mercader fue llevado a presencia del rey. Al verle, Vihhishana quedó extasiado de gozo y dijo: “¡Ah, cómo se parece a mi Rama. Es idéntico a él!”. Entonces cubrió al mercader de ricos vestidos y joyas y le adoró.
Dice el místico hindú Ramakrisha: “La primera vez que escuché esta historia sentí una alegría indescriptible. Si a Dios se le puede adorar a través de una imagen de barro. ¿por qué no se le va a poder adorar a través de un hombre?
No hay comentarios:
Publicar un comentario